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sábado, 4 de octubre de 2014

Pickpockets



Convertirse en víctima de la modalidad delictiva de pickpocketing cuando uno viaja es más común de lo que uno se imagina y pasa en cualquier parte del mundo, no sólo en países pobres. Voy a contar un poco de en consiste aunque prácticamente cualquier persona que ya viaje todos los días a su trabajo sabe de que se trata. 

Para la gente de habla hispana a este tipo de ladrones se los denomina carteristas. Los mismos actúan cuando hay una gran acumulación de gente; es decir en el metro, estaciones o autobuses. 

Por ser una modalidad de crimen bastante sutil uno prácticamente ni se entera que fue asaltado sino hasta mucho tiempo después del suceso ya que el hurto consiste en la extracción de objetos personales sueltos o fáciles de acceder como billeteras, celulares, etc.

En Europa es muy común encontrar carteles de advertencia por todos lados, desde transporte público hasta ascensores ya que es un problema muy difícil de erradicar. 

En mi caso fui víctima en varias ocaciones de este delito aunque por suerte nunca se llevaron nada. 

En general cuando viajo no suelo llevar ni cosas sueltas ni en los bolsillos y al subir al transporte público me saco la mochila y la llevo en la mano pero aún así con las precauciones básicas si llevo puesta la campera nunca falta la mano que busque en los bolsillos cuando subo a algún transporte lleno de gente o hasta me ha pasado en Milán de una persona que me seguía casi pegada tratando de robarme un miniparaguas que tenía en el bolsillo pensando que era una cámara de fotos. 
Este paraguas siempre resulta ser el anzuelo perfecto para capturar a esta gente ya que me ha pasado muchas veces que cuando intentan tirar del mismo, el mango se estira pero sino no se hace fuerza es imposible sacarlo del bolsillo y luego se disculpan como si se hubiesen engachado apropósito con el dispositivo. 

Durante mi visita al monte de los olivos en Jerusalén en la zona de la capilla de la ascensión una persona que estaba en la puerta sosteniendo un cartel, impunemente quiso sustraer lo primero que encontrase de mi riñonera. Aquí ya el delito se transformó en algo más violento y poco sutil, por lo que a lo primero que uno atina es a buscar personal policial en lo alrededores. Como esa zona era tierra de nadie lo que hice fue correr hacia un grupo de turistas que se encontraban dentro del recinto, aunque luego para salir también fue un problema ya que el ladrón seguía ahí y nadie parecía preocuparse por su presencia, incluso después de mi advertencia. Finalmente cuando el grupo salió el mismo ladrón intentó robarle a una persona que respondió a los golpes. 
A mi entender intentar defenderse no siempre es lo más efectivo porque puede que el ladrón tenga un arma blanca. Es muy difícil que tenga un arma de fuego porque en ese caso ya se meterían en delitos más sofisticados o violentos en zonas solitarias o despobladas. 

Otra modalidad del mismo hurto consiste en que los delicuentes tiran algún objeto al piso o nos dan un objeto preguntándonos si se nos ha caído. Cuando estamos distraídos con el suceso otra persona desde atrás nos revisa los bolsillos o al agacharse al recoger el objeto y dejar las bolsas en el piso el delicuente las sustrae y sale corriendo. Esto por lo general no es muy común que yo sepa, sólo me ha pasado unas dos veces en Europa.