Victoria es en parte eclipsada por la vecina ciudad a la orilla del río Paraná, Rosario, pero lo cierto es que es una ciudad tranquila y segura en la que merece una visita si se está de paso por Rosario como fue mi caso.
Los micros que van hacia Victoria desde Rosario tienen buenas frecuencias por lo que resulta conveniente si se quiere pasar por lo menos medio día o un par de horas en la ciudad más allá de que la oferta turística no sea muy amplia estando sólo la abadía, la típica plaza con la iglesia principal y algunos restos de construcciones históricas.
La terminal de micros es muy rústica y pequeña; desde allí son un par de tranquilas cuadras hacia el centro de la ciudad que tampoco se encontraba muy movido un sábado por la tarde, aunque el ambiente de pueblo es de agradecer si se quiere escapar del bullicio de una ciudad como Rosario.
Aquí no hay grandes negocios, avenidas o parques, son sólo un par de calles de afalto y algunas de tierra con la panadería de barrio, algún que otro almacén y negocios pequeños. Se ven también algunos caballos sueltos o cabalgados por gente local lo que da la idea de una ciudad con aire más bien rural.
Victoria Religiosa
Lo más interesante de Victoria además de su aire de pueblo estancado en el tiempo, son las construcciones religiosas como la abadía del niño Dios de los monjes benedectinos que se encuentra un poco alejada de la ciudad (3kms), la iglesia principal, mirador de la virgen de fátima y el cerro de la manzana.
Barrio Quinto Cuartel
En la periféria al sur de la ciudad se encuentra también el barrio Quinto Cuartel; si bien hasta aquí llegué caminando realmente no lo recomiendo a menos que se tenga tiempo y ganas de atravesar toda la ciudad. Hay remises en la zona que no cobran demasiado por el viaje por lo que no vale la pena caminar tanto hasta allí.
El barrio es también llamado las caleras y aquí hubo en el siglo XIX un asentamiento de vascos e italianos por lo que se pueden apreciar algunas construcciones históricas características e interesantes.
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