Llegué a Encarnación desde Posadas con un colectivo internacional y muy poco tiempo para visitar las ruinas dado que prácticamente no estaba en mis planes.
Al cruzar la frontera y efecturar los trámites migratorios el colectivo en el que había llegado ya no estaba, pero no fue problema ya que en unos 15 minutos había llegado otro que me llevó directo hacia la terminal de Encarnación.
Una vez en la terminal de Encarnación el panorama no fue de lo mejor; me encontré con una terminal vieja y sucia en la que no pudieron venderme un pasaje de micro ya que no contaba con moneda local. Por suerte para mí había una parada de taxis cerca en la que gracias a un regateo pude convencer a un taxista de que me llevase desde ahí hasta las ruínas Jesuíticas por unos 300$ argentinos.
Santísima Trinidad del Paraná
La misión jesuítica de la Santísima Trinidad del Paraná es una de las más grandes y mejor conservadas que he visto de su género.
Su ubicación la hace un poco complicada de visitar ya que no hay paradas de ningún tipo de transporte en la zona más que unos pocos taxis.
Los taxis como ya he comentado aceptan pesos argentinos o sino está también la alternativa de cambiarlos en la calle, algo muy riesgoso e inseguro a mi entender.
El trayecto de unos 30kms hasta el lugar por la ruta 6 no me resultó demasiado económico finalmente pero gracias a la amabilidad del taxista y su afán por enseñarme las riquezas arquelógicas y la cultura de su país, se prestó para esperarme en el lugar, llevarme a las ruínas de Jesus de Tavarangué y retornarme nuevamente a Encarnación por el mismo precio pactado en un comienzo.
La ruta que conecta Encarnación con la misión es una ruta asfaltada con predominio de zonas rurales y asentamientos de inmigrantes de Asia y Europa según me comentaba el taxista.
Al llegar a las ruínas me encuentro con la sorpresa de que sólo aceptan moneda local (Guaraníes) por lo que tuve que cambiar en una estación de servicio que se encuentra frente al complejo a un tipo de cambio muy desfavorable.
Si bien el complejo es grande e interesante no se tarda más de una media hora en verlo todo.
Lo malo es que no hay carteles explicativos ni un buen sistema de difusión del patrimonio más allá de folletos de propaganda, lo que hace que las ruínas no sean tan atractivas como deberían de ser. Pero si se tiene tiempo de estar ahí al anochecer se puede apreciar un espectáculo de luces y sonidos dentro del complejo. Aún así el lugar me pareció un complejo arqueológico custodiado que vale la pena ver aún si se cuenta con poco tiempo.
Jesus de Taravangué
Esta es la segunda misión jesuítica en importancia luego de Trinidad. Se encuentra ubicada muy cerca de la otra misión, a 1 o 2 kilómetros de distancia. Cómo tenía un taxi esperándome en la puerta de las ruínas de Trinidad y el ticket de Trinidad sirve además para estas ruínas me dirigí hacía allí por más que ya hubiese estado anocheciendo.
Al llegar me encontré con un lugar un tanto abandonado, oscuro y frío pero que tenía que visitar.
Estás ruínas no son tan grandes e interesantes como la otra pero también conservan su atractivo. También aquí hay espectáculos nocturnos de luz y sonido, aunque realmente me eran muy difíciles de imaginar en las condiciones de semipenumbra en la que me encontraba.
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